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La lección de la elección

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Los resultados de las elecciones, requieren de un profundo análisis por parte de diversos actores. Paradójicamente, entre los partidos ganadores, hubo sacrificios que algunos pretenden interpretar como derrotas, mientras que entre los partidos derrotados, hubo elementos que algunos intentan vender como victorias. En efecto, no hay ni derrotas, ni victorias absolutas. Así es la política. La alianza entre PAN, PRI y PRD, demostró en dos entidades de cuatro, -Durango y Aguascalientes-, que puede ser efectiva para enfrentar al poderío cuatroteísta, pero aún está lejos de “aventarse un buen tiro” en la sucesión presidencial del 2024. Por su parte, MORENA confirmó, una vez más, que su “talón de Aquiles” se encuentra en la soberbia, la división y conflictos internos; que la aceptación del Presidente no es trasladable del todo, y que si se equivocan en la selección de la “corcholata”, se les puede acabar el “gas” en dos años.

Los partidos de la alianza Va por Durango, sabían perfectamente que por separado, cederían la gubernatura a MORENA, por eso, al definir que irían juntos, y que encabezaría Esteban dicha candidatura, dieron pasos más importantes en la justa electoral. La lección para el PRI, ha sido fundamental. Comenzó un proceso de reconstrucción inmediatamente después de la derrota del 2016. Sus mujeres, empezando por el ONMPRI y llegando a SUMA, dirigidas por Aly Gamboa, Sughey Torres y Fátima González, entre otras, se mantuvieron en territorio, haciendo la “talacha” sin recursos, pero con gran capacidad de gestión. Los acuerdos con Ismael Hernández Deras; el crecimiento de perfiles como Gaby Hernández y Toño Morales, así como el desempeño de Daniela Soto y David Payán, favorecieron dicha reconstrucción. Ciertamente, el tricolor como partido fue el más votado; será la primera fuerza política en Durango; tendrá la gubernatura e importantes municipios, pero esto fue producto de diversos factores, entre ellos, la propia alianza.

El PAN ha sufrido las consecuencias de ir coalición, así lo dicta la democracia en México, nadie puede ganar yendo solo. Sin embargo, el radicalismo de simpatizantes, sumado a los “brazos caídos” de algunos militantes, ha golpeado como “boomerang” su capital político. Esta vez, mermado en la votación, nuevamente el PAN ganó a pesar del PAN. En su momento, el natural desgaste por gobernar de Vicente Fox y Felipe Calderón, les cobró factura en las urnas. En esta elección, se vivió una experiencia similar, misma que saldó la coalición en conjunto. Ningún partido escarmienta en dirigencia ajena, pero el panismo tiene frente a sí, la experiencia de la soberbia que tiempo atrás hundió al PRI, y el canibalismo que carcome actualmente a MORENA. Ahí está la lección de la elección para el blanquiazul, un partido que deberá entender que puede reinventarse, a partir de la madurez con la que asuman la victoria, y no -por fortuna-, desde la orfandad de la derrota.

Mientras las alianzas asfixiaron a partidos como el Verde, RSP y el PRD, la osadía de enfrentarse al fenómeno de la polarización, trajo resultados favorables a Movimiento Ciudadano bajo la coordinación de Martín Vivanco, quien también obtuvo una importante votación que ahora representa el punto de partida para enfrentar los procesos venideros; logró posicionarse como marca; identificó el nicho del Ambiente Político, donde descargó los reclamos sociales y colocó sus propuestas. En fin, que sirva la reflexión, y que cada quien tome su correspondiente lección, de la elección.

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