“Contra la estupidez, los dioses mismos luchan en vano”, frente a esta antigua frase, que confirma lo irremediable de la condición humana, está la convicción de que los seres humanos son, de alguna manera, mejorables. Para muchos conocedores del tema, esta condición solo se alcanzaría o pudiera mejorar a través de la educación. La educación puede hacer de un niño un ciudadano adulto, de un analfabeto alguien que pueda vivir en el mundo de la palabra escrita y de la cultura, puede fomentar y modelar las capacidades racionales de todas las personas, es por la educación que somos más inteligentes y más cultos, pero, ¿puede la educación ayudarnos a ser menos estúpidos, o al menos, a dejar de cometer estupideces? ¿Puede conseguir lo que los dioses mismos no pueden? Tal parece que en el Instituto de Cultura del Estado de Durango y en la pasada campaña de MORENA a la gubernatura, todos los dioses habidos y por haber no lo consiguieron. Si no como explicar tanta ineptitud y corrupción en la cultura oficial durante seis años, o como entender que la candidata de MORENA cometiera error tras error hasta conseguir la derrota. Lo primero que llama la atención de la estupidez es que es indefinible, a pesar de la claridad con la que parecemos identificarla, basta con revisar los fallidos festivales promocionados por el ICED, la falta de seriedad al organizar convocatorias y entregar premios, los muchos protegidos por la directora general que cobraban sin ir a trabajar, la enorme cantidad de veces que el sindicato de los tres poderes tomó las oficinas del ICED por tanta incompetencia y arbitrariedades. Incluso se llegó a tal grado de estupidez que la directora corrió a un modesto mensajero porque se divorció de su sobrina y haciendo mal uso de recursos públicos le regaló 180 mil pesos a un grupo de artesanos para que no le tomarán las oficinas del Instituto, solo que fue tan grande la estupidez que el dinero se otorgó a través de contratos, con tarjeta de débito y vía nómina, que estupidez, todo está registrado y hay pruebas, mismas que pronto serán presentadas en la fiscalía anticorrupción. Más que la estupidez, los casos mencionados son muestra que en ocasiones son situaciones o actuaciones de personas las que calificamos de estúpidas, o como explicar que la directora les dijera a los artesanos que una de las condiciones para darles el dinero fue que en la lista de 50 beneficiados se incluyera a diez de sus recomendados. Existen casos en que la estupidez se contagia como un virus y se va pasando de uno a otro de los participantes en una situación, tal es el caso del equipo de campaña de Marina Vitela, donde la desorganización y pésima estrategia le hacía preguntarse a los miembros del equipo cercano a la candidata: ¿no le entiendo porque es estúpida, o es que el estúpido soy yo? En muchas ocasiones los que dicen y hacen estupideces llegan a ocupar cargos en los gobiernos y los resultados son desastrosos. El loco, al que le falta el sentido común, o que ha perdido el juicio, no es necesariamente un estúpido, precisamente por eso, al loco solemos disculparle, mientras que, al estúpido, no. La buena noticia es que las constantes corruptelas e ineptitudes del ICED están a unos días de terminarse, mientras que la señora de Gómez Palacio que pensó en ser gobernadora, terminará haciendo estupideces en un lugar donde no haga daño…ni robe.
