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¿La democracia o la disputa del poder?

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Cómo no recordar, una vez más, el ensayo de Carlos Tello Macias y Rolando Cordera “la disputa por la nación”. Y para ser más precisos, la disputa por el país es desde el México independiente, por supuesto que no es nada nuevo la disputa por la nación. “Haiga sido como haiga sido”, ha sido entre los grupos conocidos como liberales y conservadores, y, se quiera o no, en este momento estamos viviendo de alguna manera la disputa por el poder, más no por la democracia como se nos quiere hacer creer. Primero fue el PRI y ahora la llamada 4T.

Hasta después del movimiento revolucionario de 1910, cuya etapa llega a su fin con el triunfo de los caudillos del norte encabezados por Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón, quienes se dieron cuenta que eran mejor “los abrazos que los balazos”, así nació el PRI como partido político, el que por mucho tiempo fue un partido de Estado, monolítico y hegemónico. Quien se dio cuenta que el Partido Revolucionario Institucional no podía ser por siempre la dictadura perfecta fue el ideólogo de ese partido, Jesús Reyes Heroles, que siendo secretario de gobernación con José López Portillo hizo la primera reforma político electoral con el fin “de dar voz a las minorías”, con dedicatoria a la izquierda mexicana.

Para decirlo en pocas palabras, ¿qué ha sucedido desde Jesús Reyes Heroles hasta nuestros días? ¡Ya adivinó usted! Hoy padecemos la pesadilla llamada partidocracia, integrada por un buen número de partidos políticos y la mayoría son paleros, chatarra, vendidos al mejor postor en tiempos electorales, y lo más grave, nos han costado a las mexicanas y mexicanos que pagamos impuestos el equivalente a lo que decía José Alfredo Jiménez: “para comprar un mundo más bonito que el nuestro” … y hasta dos. Es la llamada partidocracia que en los hechos se disputa la nación y los negocios que esto significa. A eso agréguele usted los poderes fácticos, como los empresarios, los hombres más ricos del país, la iglesia, el ejercito y las empresas transnacionales representadas por Estados unidos, países europeos, China y Canadá entre otros.

Eso de que se vaya Andrés Manuel López Obrador porque el país “se está cayendo a pedazos”, es solo el pretexto que se busca para regresar al poder, como es el caso del PRI y del PAN. Estos dos partidos nos han gobernado por más de 90 años, pero a ellos México nunca se les cayó a pedazos, sino todo lo contrario. La alternancia que se prometió se inició con Vicente Fox y Felipe Calderón, dicha alternancia resultó un rotundo fracaso. Regresó el PRI con Enrique Peña Nieto, quién encabezó la presidencia más corrupta de los últimos años, haciendo ver al “cachorro de la revolución” Miguel Alemán Valdez como un niño de kínder. Llega la llamada 4T con López Obrador y al parecer sus intenciones de acabar con la corrupción, se considera una utopía. ¿Tendría razón Peña Nieto cuando dijo que la corrupción es parte de la cultura de los mexicanos?

La democracia es el medio, el poder es el fin. Ya lo dijo Juan Gabriel, lo que se ve no se pregunta. Los partidos políticos no tienen remedio, todos sin excepción tienen su alma mater en el PRI. Por esta razón podemos ver a los mismos profesionales de la clase política en diferentes partidos. Un ejemplo: ¿de dónde vienen Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal? Por supuesto que del PRI. Ricardo gobernó Zacatecas vía PRD, ahora está en MORENA y no le sorprenda que mañana sea el candidato del partido de Dante Delgado. Esta es la élite política que se disputa la nación, en nombre de la democracia.

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