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Entre el deber y la omisión

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Si fuera el caso, no se le puede dar carpetazo o vuelta a la hoja a la crisis financiera que vive actualmente el gobierno del estado. A muchos se nos olvida en ocasiones que los desvíos de recursos públicos no solo son “cuestiones técnicas”, como se nos quiere hacer creer. Son los impuestos de las mexicanas y mexicanos, y en el caso que nos ocupa de las y los duranguenses. Como dice la canción: “¿cuál de los dos amantes sufre más penas?, ¿el que se va o el que se queda?”. Sin duda, Esteban Villegas, gobernador electo, “haiga sido como haiga sido” recibirá solo de la UJED y de los municipios una deuda de más de 1,300 millones de pesos. Quisiéramos estar equivocados. 

No sabemos si fueron desvío de recursos públicos o transferencias bancarias a cuentas personales. Se entiende como desvío de recursos a aquellos que se etiquetaron para un gasto específico y se aplicaron en otro rubro. Cualquiera de las dos cosas que haya sucedido, la sociedad tiene el derecho de saber dónde y cómo se aplicaron esos recursos, y ya encarrerado el gato, dónde quedaron. Nadie está obligado a “pagar por deudas ajenas”, pero es el caso que después de todo Esteban Villegas en su momento, ya como gobernador constitucional, representará al Poder Ejecutivo. Por ello no podría darse el lujo de decirle “cóbrele al que se fue, yo no les debo nada” a la UJED y a los gobiernos municipales. 

Como nunca en la historia reciente de los gobernadores egresados de la UJED, se había sacado la rifa del tigre. El próximo gobernador tendrá en sus manos los instrumentos administrativos y legales para decirle a los duranguenses que sí hay responsables por el quebranto a las finanzas públicas del gobierno del estado. Y nos referimos, por supuesto, a que el o la responsable de la contraloría interna en su momento, de resultados en las investigaciones administrativas y las que pudieran ir a las instancias jurisdiccionales competentes. Tenemos que pasar del Durango donde no pasa nada al de           z que por fin suceda algo. Esteban Villegas tiene la oportunidad histórica de que por primera vez haya transparencia en ese desvío de recursos. Por lo pronto, se tendrá que gobernar con los escasos recursos que hay. Habrá que esperar el momento cuando en la Cámara de Diputados federal se apruebe el nuevo presupuesto para el estado de Durango, el que para variar será muy parecido al del año pasado. Retomando el tema de los presidentes municipales, se dio a conocer en medios de comunicación que algunos hicieron acto de presencia en la Secretaría de Hacienda para saber el por qué sus recursos no se les depositaron en tiempo y forma. Otra vez como la canción: “pero si yo ya sabía que todo esto pasaría, ¿cómo diablos fui a caer?” Allá les dirán que sus recursos fueron depositados, y que les reclamen a ya sabes quién. Pero también los presidentes de los municipios tienen responsabilidad por no exigir a tiempo lo que por ley les pertenece. 

No sabemos en cuánto tiempo se sabrá la dimensión exacta del desvío de recursos y el daño que se le hizo a la sociedad. Hasta entonces sabremos la verdad, si es que esta se llega a saber. Para ello solo hay una forma: que se llegue al fondo de las causas del quebranto financiero, hay responsables de los hechos, secretarios claves en el actual gabinete, no es posible que se desaparezcan recursos públicos como por arte de magia. ¿O todo cambió para que todo siga igual?

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