El titular de salud en el país, Jorge Alcocer, declaró en Sonora que el nuevo sistema de salud por el que se está trabajando, será “único en el mundo”, y que estará hecho para y por los mexicanos, y destaca que habrá atención de calidad y gratuita, así como el abasto suficiente de medicamento en todo México; el asunto es que esto implica algunos cambios, como el hecho de “federalizarla”, y ver la conveniencia en su aplicación, pero sobre todo el respaldo de los gobiernos estatales y municipales.
Esta narrativa la hemos escuchado de unos años a la fecha, cuando desde Palacio Nacional se ha asegurado que en determinadas fechas nuestro sistema de salud será algo así como el de Dinamarca, el asunto es que con el correr de los días no ha pasado mucho, y aún estamos lejos de aspirar a esos niveles. Si la intención de modificar los servicios de salud a nivel federal realmente tiene ese propósito, pues deberá contar con el respaldo de todos los entes gubernamentales, y tener desde luego el sustento económico para llevarlo a cabo, sobre todo para la optimización del recurso, y evitar la fuga de capital en actos de corrupción e intermediarios en la compra de medicamento, por poner solo un ejemplo.
No podemos negar que “federalizar” la salud, es decir, que el Gobierno Federal, a través del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), se encarguen del equipamiento de los nosocomios, del personal médico y administrativo, así como la distribución del medicamento, eliminaría una importante carga para los estados y municipios, que no cuentan con el recurso suficiente para hacerle frente a este gran problema, que deja en la vulnerabilidad total a millones de familias que esperan recibir lo mínimo necesario en los centros de salud, y ya no digamos tratamientos contra el cáncer y las diálisis, por citar algunos, ya que se carece a veces hasta de lo más elemental; de ahí que podría ser una ruta explorable en los próximos dos años que le quedan al Presidente López Obrador.
En el caso de Durango, y bajo el conocimiento en la materia del gobernador, Esteban Villegas, por su profesión como médico, existe aún más empatía con el gremio y con las necesidades que el sector requiere, por lo que me parece que nuestra entidad podría ser de las primeras en donde se puedan desarrollar programas experimentales para este nuevo modelo de salud anunciado por Jorge Alcocer, aunado a la buena relación que el ejecutivo estatal ha venido construyendo con funcionarios del orden federal, como se conoció hace unos días con la visita de Adán Augusto López, donde el secretario de gobernación fue claro al señalar que esta administración recibirá todo el respaldo, por lo que no sería extraño ver el avance de dicho modelo en nuestra tierra.
Me parece que sería muy grave “politizar” la salud en este nuevo modelo donde se busca “federalizarla”, porque entonces se convertiría en una herramienta político-partidista donde el partido en el poder busque sacar “raja” electoral de cara a los procesos 2023 y 2024. Por lo que me parece que deberán ser dos vías en paralelo, primero sí establecer un mejor servicio en cuanto a la salud, pero el “carril” político que sea completamente aparte. Claro que en la época contemporánea de la política mexicana, todo, absolutamente todo, es capitalizable en lo electoral, una práctica que muchos esperamos ver algún día que se elimine, máxime cuando el juego por el poder implica muchos escenarios de disputa.
Pajareando.
Autorizó el cabildo capitalino el paquete económico 2023, que implica la adquisición de dos créditos, por 250 y 80 millones de pesos, el primero que podrá utilizarse en mezcla de recursos para poder duplicarse, y el segundo para pagar a corto plazo, para los pagos de fin de año. Esto habla de la buena calificación crediticia que tiene el municipio de Durango, y la buena recaudación que les permite contar con estos esquemas de financiamiento, y que además estará bien observado por los propios ciudadanos.