En los anales de la historia; se encuentran documentados un gran número de estratagemas, conocidos como “falsas banderas”, estos consisten: en llevar a cabo, acciones militares, o políticas, con la intención de culpar a los adversarios de ser los verdaderos autores de acciones deleznables. Este término surge; cuando los piratas en el siglo XVI, ondeaban en su mástil, banderas apócrifas para engañar a los barcos mercantes entre naciones amigas. Se trata de implantar la retórica de un discurso que aunque sea falsario, pueda ayudar a la creación de una posverdad”, y de esta forma justificar la “Casus belli’, (motivo de guerra o conflicto) la percepción; siempre estará por encima de la realidad, incluso; aunque estas puedan llegar a ser antípodas.
La polarización que existe en México, es tierra fértil para erigir “falsas banderas” que a la postre originan “falsos debates”.Tal como sucedió con la “militarización” en México, un discurso eminentemente político y por supuesto que faltaba a la verdad. La reforma constitucional propuesta por AMLO, encontró oposición dentro de la triada formada por el PRI, PAN y PRD, pero solo se dio en el discurso; ya que la ampliación de la permanencia de las fuerzas castrenses en las calles hasta el 2028, y no sólo hasta el 2024, que era la reforma que buscaba López Obrador, se logró gracias a la iniciativa y apoyo camaral del tricolor. Sin embargo, todavía nos rige una Constitución y no una ley marcial, no existe toque de queda, existen garantías individuales, nadie necesita un salvoconducto, además tenemos libertad de expresión y de libre transito, en el poder ejecutivo federal y estatales no vemos a un militar gobernando. Pero además el discurso de la militarización es contradictorio e hipócrita, no existe un solo gobernador de oposición, que pida que se retiren las fuerzas castrenses de su entidad. Además no se debe olvidar, que el ejército salió a las calles; por la declaración de guerra, al crimen organizado, que hizo Calderon Hinojosa, que además, resultó ser “una falsa bandera” con el objetivo de proteger a un cártel, tal como quedó en evidencia con la captura de García Luna, en EUA.
Ante la reforma política-electoral; propuesta por AMLO, surge “la falsa bandera”, que lo que se pretende es desaparecer al INE, echar abajo todo lo construido, para el surgimiento de autoridades a modo. Pero el INEC, es tan solo un cambio de nombre, tal como sucedió de IFE a INE, esto motivado por la nueva responsabilidad que ahora tiene el instituto, consistente en también realizar consultas. De los puntos más importantes de esta propuesta de reforma, es respecto a los consejeros, los cuales pasarían de ser 11 a sólo siete. Sin embargo lo que genera un verdadero escándalo, es que tanto los consejeros del nuevo instituto, como los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ya no serán integrados por cuotas de partidos, sino elegidos por el voto popular. De inmediato se nos viene a la cabeza, una “consulta patito” a mano alzada, sin embargo; esto dista mucho de ser verdad, las propuestas serían realizadas por los tres poderes, 20 por cada ente, y después de esta criba y previa capacidad probada, serían elegidos por voto popular, que es la manera en que elegimos: alcaldes, diputados, gobernadores y presidente. Pero además para las propuestas se requeriría una mayoría calificada. Por lo que el presidente no podría utilizar su mayoría.
La reforma que propone AMLO, no termina con la democracia, pero debe garantizar que la mejore, de otra forma sería ociosa. El debate no se puede cerrar, #ElINENoSeToca, es un disparate; mientras exista: una participación electoral del 50%, mientras el 90% de dinero de las campañas circule por debajo de la mesa, mientras exista trásfuga de legisladores de un partido a otro, mientras exista inequidad y fraude, mientras existan poderes fácticos, mientras exista un uso electoral de los programas sociales, mientras tengamos una democracia cara y mala, mientras los ciudadanos marchen por “falsas banderas”… ¡el INE se debe tocar!
