Por lo pronto, una de las corcholatas de la 4T no perdió un solo minuto para proyectar su imagen a través de los medios, nos referimos al canciller Marcelo Ebrard. Y sin duda, la percepción es que, el ex jefe de gobierno de la CDMX, llegará a la gran final, ya sea con Claudia o Augusto Hernández López. Entre más se acerca el día “D”, para que AMLO nombre a quién lo suceda, así será, poque es la cultura del presidencialismo en nuestro país, no hay de otra. Ya llegará el día en que las encuestas y la sociedad decidan a un sucesor o a una sucesora, por ahora, AMLO será el fiel de la balanza.
La visita de Marcelo Ebrard a Durango, pone muchas preguntas en la mesa, y no solo entre las corcholatas de MORENA, también a los que aspiran en la llamada oposición. La sociedad no puede mirar solo a las y los aspirantes de la 4T o de la alianza Va Por México. Hay que poner a todas y a todos en la misma canasta, por ejemplo: Para usted, ¿quién podría ser mejor candidata a la presidencia de la República, Lilly Téllez o Claudia Sheinbaum? ¿De Marcelo Ebrard, Marko Cortés o Ricardo Anaya? Salvo que usted opine lo contrario, Claudia y Marcelo estarían en las preferencias de las y los mexicanos.
Y ya que hablamos de mujeres y de traiciones, hasta Augusto Hernández López y Ricardo Monreal, serían mejores candidatos que Alejandro Moreno o Miguel Osorio Chong. Marcelo a sus 63 años de edad, ya pudo escribir en su libro “El camino de México” parte de su vida personal y política. Imaginamos que un día, podría escribir sus memorias donde nos contaría cosas que en este momento no puede decirlas. El canciller Ebrard tiene muchas ventajas sobre las corcholatas de la 4T, pero también, sobre la anoréxica oposición, o si prefiere usted, como diría Rubén Figueroa: la caballada de la oposición está muy flaca.
Marcelo es diferente a muchos que aspiran a ser presidentes de México. De acuerdo a lo que dice en su libro, ha sido buen lector desde niño, en México hay muchos políticos, pero pocos son cultos. En este momento se pueden contar con los dedos de la mano, a los personajes de la clase política nacional conocidos y reconocidos en el extranjero, Marcelo es uno de ellos. Nadie podrá decir, por ejemplo, que el canciller manejó mal las vacunas para el COVID-19, los resultados están a la vista. Con virtudes y defectos, Marcelo ha hecho un excelente trabajo al frente de la secretaria de relaciones exteriores. Muy lejos quedó de la diplomacia mexicana aquello de: “comes y te vas”.
Como alguien dijo; yo no soy López Obrador ni quisiera serlo, pero si lo fuera, a la hora de decidir, lo haría con el corazón caliente y la cabeza fría. Decidir con el corazón en política, puede costar muy caro. Recuerden lo que le pasó a Gustavo Díaz Ordaz, por haber nombrado como sucesor a Luis Echeverría Álvarez, y este a López Portillo, la lista es larga.
