El ritual de cada cinco años: la lucha por la presidencia de México. Por obvias razones, el partido en el poder lleva mano, en su momento, fue el PRI, el PAN y ahora MORENA. En este contexto, la lectura de las novelas “la costumbre del poder” de Luis Spota, merecen leerse. El reality show cambia de director, pero en esencia es lo mismo, antes se les conocía como pasarelas y ahora como corcholatas. Para los simples mortales, la sucesión presidencial es la misma gata, nomás que revolcada.
Parafraseando a Porfirio Diaz; tan lejos de la democracia y tan cerca del “dedazo”. México desde hace siglos, tiene problemas estructurales sin resolver, entre ellos la corrupción. Como una vez dijo el clásico, que esta corrupción forma parte de la vida de los mexicanos. Valga la analogía, para comentar como se llega al desenlace de una sucesión presidencial: el presidente en turno del partido que sea, nombra a su sucesora o a su sucesor. ¿Será Andrés Manuel López Obrador, la excepción de la regla? ¿Estarán dadas las condiciones para que un partido político elija a su candidata o candidato? Si así fuera, seríamos un país de primer mundo.
Si las pasiones se desbordan entre las corcholatas, si hay rupturas, pero no acuerdos, entonces, López Obrador tendría un grave problema. Entre más se acerca la hora de tomar la decisión, Claudia, Marcelo y Augusto, hacen de todo para ser favorecidos por AMLO. ¿Qué se tiene que hacer para que la fiesta termine en santa paz? En primer lugar, hará falta la voluntad política y democrática del presidente, para así evitar un tsunami al interior de MORENA. En segundo lugar, deben ser las encuestas fuera y dentro de MORENA las que decidan a la candidata o candidato. Para ello, dichas encuestas no deben estar “cuchareadas” en favor de algunas de las corcholatas, y que se acabe lo que hoy sucede: el que paga gana la encuesta.
Si AMLO prometió en sus recorridos por el país que terminaría con la corrupción, hoy en sus manos está hacer historia, si por primera vez, terminara con la cultura del dedazo presidencial. La carrera por la presidencia entre Claudia y Marcelo, podría terminar polarizada y esto, sería en beneficio de Adán Augusto Hernández López. ¿Quién estará más cerca del corazón de Andrés Manuel, la jefa de gobierno de la CDMX o el canciller Ebrard? Solo él lo sabe. Hay dos antecedentes a favor de Marcelo, según lo pudimos leer en su libro: “cuando se levantó el plantón de reforma llegó la hora de operar el plan de gobierno que habíamos pensado”. Y lo más importante, cuando lo dejó como su sucesor en el gobierno de la hoy CDMX.
Si la 4T quiere repetir seis años más en Palacio Nacional, es complicado, pero también sencillo: nombre a la candidata o candidato que también tenga aceptación entre las y los ciudadanos. No se les olvide, si se equivocan podrían llevar al PRI y al PAN de regreso a Palacio Nacional.
