El Instituto Nacional Electoral (INE), en voz de la consejera presidenta, Guadalupe Taddei, dio a conocer que por falta de acuerdos entre los miembros del dicho instituto, la determinación en cuanto a la distribución de los diputados de representación proporcional sí se haría de acuerdo a lo que establece la fracción cinco del artículo 54 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, donde se señala que ningún partido podrá exceder el ocho por ciento en cuanto a los “pluris”, ello sin considerar lo que la oposición está pidiendo de que este porcentaje sea aplicado a las coaliciones que participaron en el pasado proceso electoral.
Esta declaración llamó mucho la atención toda vez que estuvo muy en sintonía, hasta “extrañamente” con lo que ya había dicho la Secretaria de Gobernación, Luis María Alcalde, en una conferencia “mañanera” del Presidente López Obrador, es decir, se concreta que Morena y sus aliados tendrán mayoría calificada en la Cámara Baja del Congreso de la Unión, bajo estos argumentos de la consejera presidenta del “árbitro electoral”. Evidentemente así está estipulado en la Carta Magna, el asunto es que me parece que el INE debe velar por los equilibrios en el Poder Legislativo, pues si bien hoy el partido mayoritario tiene el poder quizá en algunos años esto se revierta, tal cual les ha ocurrido al PAN y al PRI, quienes descuidaron este “pequeño detalle” en la Constitución.
Miedo.
El dirigente estatal del PAN, Mario Salazar Madera, aseguró que la decisión del INE fue por “miedo”, incluso dio a entender que fue prácticamente dictada desde Palacio Nacional, es decir, los consejeros de este instituto no quisieron entrarle de lleno al debate con la oposición para que con ello se garantizara la equidad en el Legislativo, pues de esta manera se le está entregando prácticamente todo el poder al partido de López Obrador, y todo con la amenaza de reformar, por ejemplo, el Poder Judicial con la propuesta que ya está en la “cancha” de los legisladores federales, y que a partir del mes de septiembre podrá someterse a discusión y a la postre a su aprobación con la mayoría calificada que tendrán.
Triunfo.
Esto desde luego es un triunfo para el morenismo en el país, y quien se habrá de beneficiar del mismo es la virtual Presidenta electa de nuestro país, Claudia Sheinbaum Pardo, porque no solo tendrá “pase libre” para modificar las iniciativas que habrá de heredar de López Obrador, en las cuales confía en la mayoría, sino también para aprobar las propuestas que realizó en campaña, como el hecho de otorgar apoyos a las mujeres que tengan entre 60 y 64 años de edad. Veremos también en estos primeros tres años de su administración, hasta dónde le saca “provecho” a una mayoría de esta naturaleza, pues pasará algo similar hace seis años cuando llegó el tabasqueño a Palacio Nacional y a pesar de esa mayoría “aplastante”, se quedaron temas en el “tintero”.
El costo.
Evidentemente para el pueblo de México reina la incertidumbre en la forma de gobernar que tendrá la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, pero es claro que tendrá un costo elevado si no le imprime un estilo diferente. Esto lo comento porque me llama mucho la atención que durante los nombramientos que ha hecho de su equipo de gobierno, está incorporando personajes que también forman parte de la administración del Ejecutivo saliente, es decir, en muchas de las posiciones no vemos a rostros nuevos que marquen cierta distancia de López Obrador, y esto podría ser un precio caro si los planes que tiene no le resultan; bueno, hasta hizo una encuesta para ver cuántos días a la semana quiere la gente que realice conferencias. A ese nivel.
Estamos cerca de conocer lo que viene para México, una continuidad pactada o una forma de gobierno con estilo propio, sin injerencias del que sale.