No es muy usual en Durango, escuchar en la academia o en un foro, a una ministra o ministro de la suprema corte de justicia de la nación. Como sería el caso de la ministra Lenia Batres Guadarrama, a quien tuvimos la oportunidad de escuchar en el auditorio de la UJED, lleno en su totalidad sobre la polémica reforma al poder judicial. En este contexto, hay quienes se oponen a dicha reforma, no aceptan, que el poder judicial requiere de una reforma, para que la justicia llegue como lo establece el artículo 17 constitucional a las y los mexicanos más vulnerables.
Quien afirme que en el poder judicial no hay corrupción o nepotismo y privilegios entre otras cosas, entonces, es que no vive en México. Afirma la ministra Batres Guadarrama que las ministras, ministros, magistradas, magistrados, juezas y jueces, lo manejan como si fuera su patrimonio. Y en honor a la verdad, como dijo el clásico, esa definición les cayó como anillo al dedo. Como es público la ministra, por iniciativa propia, cumple con lo que establece el artículo 127 constitucional en su fracción II, donde queda muy claro que ningún servidor público puede ganar más que el presidente de la República.
Y ya encarrerado el gato, la ministra renunció a otros privilegios entre ellos, gastos médicos mayores y ahora como cualquier trabajador al servicio del Estado, cotiza en el ISSSTE. ¿Por qué la reforma al poder judicial? La propia ministra teniendo como testigos a muchas abogadas y abogados litigantes, puso en la mesa puntos que la reforma tiene que terminar: como lo que sucede todos los días en los juzgados de distrito, salas colegiadas de circuito y en la misma SCJN. Por cierto, en los tribunales de justicia de las entidades federativas no cantan mal las rancheras. Derivado de esto, se propone democratizar tambien al poder judicial de los Estados de la República, donde las y los gobernadores, ponen como magistradas y magistrados a sus amigas y amigos.
Narrar todo lo que dijo la ministra Lenia Batres Guadarrama no sería posible en esta columna, sin embargo, contaremos algunas cosas que podrían ser importantes. En muchas ocasiones, jueces, juezas, magistradas y magistrados, emiten sentencias y resoluciones donde pueden cometer el delito de prevaricato que está tipificado como delito en el código penal. De acuerdo a la ministra Batres Guadarrama, cuando se comete este delito, siempre queda impune, porque no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa. En este supuesto, los litigantes solo pueden interponer un recurso de queja en el consejo de la judicatura federal, ¿Y sabe qué sucede? ¡nada!
En este rubro, las estadísticas que dio la ministra parece una novela de humor negro. Mire usted: de 14 mil quejas presentadas en el consejo CJF, solo 14 obtuvieron una sanción para los servidores públicos responsables. También, situaciones graves de las ministras y ministros que violan la constitución, por ejemplo: se sacaron de la manga la llamada “declaración deliberativa”, que no existe en nuestra constitución. Hablando de mujeres y de traiciones, hay otra que se llama “revivivencia” que no es otra cosa, que dictar sentencias con leyes abrogadas. Entre otras linduras que suceden en la suprema corte de la nación, terminó diciendo la ministra Lenia Batres Guadarrama: “no se puede interpretar, lo que no está en la constitución”.