A poco menos de un mes de que asuma la máxima magistratura en el país, y dadas las circunstancias políticas, sociales y económicas en las que nos encontramos inmersos, creo que la próxima Presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, no solo habrá de recibir de Andrés Manuel López Obrador el encargo, también muchos problemas; y es que el escenario de inconformidad que despertó la reforma al Poder Judicial, a pesar de estar respaldada por la ex jefa de gobierno de la CDMX, de manera natural las consecuencias le corresponderán al inicio de su mandato.
Es claro incluso que ni los propios promoventes de la misma, como Arturo Zaldívar, saben a ciencia cierta cómo se habrá de desarrollar uno de los principales puntos de la reforma, el tema de la elección de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, pues si bien ya se dio a conocer en una conferencia “mañanera” el diseño de la boleta que se habría de utilizar, el sistema que están pensando es demasiado complejo, pues los ciudadanos tendríamos que seleccionar número, apellidos y nombre del perfil por el que vayamos a emitir el sufragio, en términos prácticos si en una elección a las que estamos acostumbrados, teniendo solo que cruzar un partido nos cuesta trabajo, ya imagino lo que será un proceso con las características que contiene la reforma.
A eso le podemos añadir que en los procesos electorales difícilmente llegamos al 60 por ciento de participación, una extraordinaria que sea para la selección de los juzgadores me parece que el porcentaje estaría muy por debajo de lo que el propio Presidente y su partido están imaginando, eso sin añadirle la serie de “trucos” que se podrían dar en los resultados. Es decir, es algo inviable y denota que el objetivo está más enfocado al “revanchismo” del inquilino de Palacio Nacional hacia el Poder Legislativo. Y este será uno de los principales problemas que tendrá que resolver Sheinbaum Pardo, porque el “paquete” creo que estará demasiado “pesado”.
Salud.
A pesar de que en su último informe López Obrador aseguró que nuestro sistema de salud está mejor que en Dinamarca, este es un problema mayúsculo para la próxima Presidenta, pues estaría heredando una política pública que ha sido “exitosa” solo en la mente de Andrés Manuel, ya que ni las construcción de hospitales, ni la rehabilitación, ni la atención y mucho menos las medicinas suficientes, han sido algo que haya cambiado, por el contrario, ha empeorado; un común denominador que se da también en las entidades donde ya se adhirieron al IMSS-Bienestar. La “megafarmacia” será otra carga para Claudia Sheinbaum, pues por más que se ha intentado sostener una verdad a medias, la continuidad de esta resultaría inoperante, pues en el rubro de salud todo es urgente.
Seguridad.
Hay quienes pensamos que llegará un momento en el que Sheinbaum Pardo se desmarcará de ciertas formas de gobernar que se han implantado en los últimos seis años en México, y en el caso de la seguridad creo que los “abrazos y no balazos” deberá quedar de lado para plantear una verdadera estrategia que combata dos rubros, las causas y el consumo. Sin duda heredar un problema como el que tiene México sobre todo en estados como Zacatecas, Guanajuato, Chiapas, Guerrero, Tamaulipas y Michoacán, en materia de inseguridad, será uno de los principales lastres que recibe la próxima Presidenta.
Economía.
La eliminación de Pro México, durante esta administración federal, tuvo graves consecuencias, por lo que de no hacer algo por impulsar los productos mexicanos y la imagen del país en el exterior para la atracción de inversiones, Claudia Sheinbaum se estaría enfrentando a un grave problema de desempleo, pues las fábricas que podrían cerrar por la reforma judicial, más la nula llegada de nuevas, provocará un “cuello de botella” con los jóvenes que vayan egresando de las universidades. Así de sencillo.