Desde hace algún tiempo el Presidente Andrés Manuel López Obrador, ha señalado que dejará una “herencia” política al término de su administración, pues con su retiro de la escena pública estaría heredando lo que construyó por varios años; hoy sabemos que el “ganón” fue su hijo Andrés Manuel López Beltrán, quien fue designado secretario de organización de la nueva dirigencia de Morena que estará encabezada por Luisa María Alcalde. El vástago del Ejecutivo se comprometió a continuar el “legado” de su padre.
Evidentemente nadie iba a estar en contra de esta decisión del aún Presidente al ordenar que su hijo se integrara a la vida política ya frente a los reflectores, pues lo había hecho tras “bambalinas”, sobre todo en lo que respecta a su relación con empresarios que han participado en el financiamiento de las campañas de su papá; hoy “Andy” estará sentado en la mesa de negociación en la determinación de las candidaturas en las elecciones venideras, como la de Durango, pero sin duda será los “ojos” y “oídos” del “inquilino” de Palacio Nacional en un futuro. Lo ideal es que esta participación en la escena política permita a la nueva dirigencia conducirse con un estilo propio, sin atender órdenes externas.
Luisa María.
La designación de la Secretaria de Gobernación, hija de una de las fundadoras del movimiento que encabeza López Obrador, Bertha Luján, es una muestra de que las mujeres están asumiendo un rol importante dentro de la política nacional, pues ahora le tocará a ella demostrar su capacidad de diálogo para la construcción de un futuro sólido para este instituto político, de entrada su labor será la de por lo menos mantener el número de gubernaturas y curules en el Congreso de la Unión durante los próximo cuatro años; una tarea nada sencilla que dependerá en gran medida de lo que la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, haga desde la administración que encabezará a partir del próximo martes.
Claudia Sheinbaum.
Uno de los proyectos que seguramente siempre soñó López Obrador, fue el de dejar un partido consolidado, todo a través de los triunfos electorales gracias a los programas sociales que impulsó; ahora le tocará a Claudia Sheinbaum fomentar, impulsar y acrecentar este tipo de políticas públicas para que esos resultados en las urnas que deberá tener Luisa María Alcalde se concreten. Cabe hacer mención que durante la etapa de Mario Delgado fue más sencillo transitar teniendo ese respaldo desde el Gobierno Federal, pues en la inmensa mayoría de los casos hubo candidatos que ni campaña hicieron y ganaron, es decir, no es mérito del próximo Secretario de Educación, sino del líder del movimiento. ¿Hará lo mismo la “dupla” Sheinbaum-Alcalde?
Desmarque.
Hay quienes aún creemos que será sano para la próxima Presidenta de México, que haya un cierto “desmarque” con Andrés Manuel López Obrador, pues hay un porcentaje importante en la percepción de los ciudadanos de que habrá de recibir “instrucciones” del futuro ex presidente. Sheinbaum Pardo, sin perder la esencia del movimiento debe crear su estilo de gobierno, con, sobre y a pesar de que en la dirigencia morenista a nivel nacional esté uno de sus hijos. Si bien hoy ha coincidido en todo con el tabasqueño, quizá por institucionalidad, teniendo el mando total deberá crear su “marca” personal, pues todo lo bueno y lo malo que ocurra en el país será a consecuencia de sus decisiones, de nadie más.
El reto para la próxima Presidenta, para Morena a nivel nacional, para los gobernadores, legisladores federales, locales, presidentes municipales y regidores de este partido, es “navegar” con una nueva “capitana”, pues si bien es difícil que haya dos líderes como López Obrador en una misma generación, la consolidación del movimiento que encabezan no se da en seis años, requerirán por lo menos otros dos sexenios más. ¿Lo podrán hacer estando el tabasqueño fuera de la escena política, o tendrían que regresarlo del “retiro” para que ese “barco” siga navegando? Estamos próximos a saberlo.