Para los que no lo saben, en honor de Bartolina Sisa, cada 5 de septiembre, se conmemora el Día internacional de la mujer indígena. La efeméride busca rendir homenaje a todas las mujeres de los pueblos indígenas del mundo y visibilizar su trascendencia histórica. La conmemoración se estableció en el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América reunido en Tihuanacu (Bolivia) en 1983, organizado por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos que funciona bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (CIPDH-Unesco). De acuerdo con ese organismo, la fecha se propone reivindicar las luchas que estas mujeres han llevado y llevan adelante en distintos lugares del mundo. La fecha se eligió en honor a la lucha de Bartolina Sisa, guerrera aymara, quien se opuso a la dominación colonial y fue asesinada en la Paz, Bolivia, en 1782. Las mujeres indígenas han sido parte muy importante en las luchas de sus pueblos, de igual forma son conocidas como garantes de la cultura y juegan un papel fundamental en sus familias y sus comunidades, tanto en el ámbito nacional como internacional. Lamentablemente, ellas enfrentan múltiples obstáculos a lo largo de su vida ―por ejemplo, reducidas oportunidades para acceder al mercado laboral, dificultad para tener acceso a los servicios de salud y educación, tasas elevadas de analfabetismo, poca participación en el proceso político, falta de acceso a alimentación y agua, así como sufrir violencia doméstica―. De este modo, la supresión política, social y económica de las mujeres indígenas contribuye a una situación constante de discriminación, que las vuelve particularmente susceptibles a diversos actos de violencia. Bartolina Sisa (1750- 1782) fue una lideresa aimara que lideró el levantamiento indígena y luchó contra la dominación y la opresión de los conquistadores españoles. Durante su juventud se dedicó al comercio de la hoja de coca y de los tejidos nativos. No obstante, cuanto tenía 25 años comenzó a organizar distintos levantamientos contra el Ejército español. Esos levantamientos contra el régimen colonialista culminaron en el Cerco de La Paz, una de las mayores sublevaciones indígenas de la historia. Específicamente, el 13 de marzo de 1781 instalaron un campamento y cerraron todos los accesos a la ciudad. Por entonces, el ejército español se esforzó en capturar a esta joven lideresa. Se cree que hasta 300 soldados lo intentaron, pero no pudieron. Ese mismo año su esposo, Túpac Katari, fue proclamado virrey del Inca y ella fue proclamada virreina. Durante el Cerco de La Paz, el nivel jerárquico de gestión fue compartido entre Túpac Katari y Bartolina Sisa en igualdad de condiciones. De esta manera, ella fue ampliamente aceptada y reconocida por los niveles de liderazgo inmediato, intermedio y superior. A pesar de la resistencia, y después de 109 días de sitio en La Paz, las fuerzas españolas lograron vencer al batallón de indígenas. El 5 de septiembre de 1782 el ejército español ejecutó cruelmente a Sisa considerándola rebelde e insurrecta a la colonia. Bartolina desempeñó un liderazgo militar y político porque hasta el día de hoy, las autoridades originarias y tradicionales de Bolivia, tienen la autoridad por pareja. Aunque el cerco duró más de cien días, la llegada de refuerzos para las tropas españolas hizo que Katari se tuviera que replegar. El 14 de noviembre, Bartolina Sisa fue obligada a presenciar el descuartizamiento público de su esposo Túpac Katari en la plaza principal. La tradición aymara indica que antes de morir, Katari dijo la frase que ha trascendido el tiempo y las fronteras: “Hoy muero, pero volveré y seré millones”. Una vez derrotada la sublevación indígena se entablaron juicios para castigar a todos los detenidos. El 5 de septiembre de 1782 se celebró el juicio contra Bartolina Sisa, Durante el interrogatorio que se realizó a Bartolina, se le preguntó la causa por la que se había revelado ante las autoridades establecidas y ella respondió: “Para que, extinguida la cara blanca, solo reinasen los indios”. A los 32 años, Bartolina fue arrastrada por un caballo amarrada de los pies, luego ahorcada hasta la muerte y posteriormente descuartizada. Clavaron su cabeza y extremidades en diferentes lugares donde ella participó en la resistencia para amedrentar a los indígenas.
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