El tiempo de las mujeres ha llegado con Claudia Sheinbaum Pardo a la Presidencia de la República. Es un hecho histórico que debe valorarse en toda su dimensión, más allá de filias y fobias partidistas. A partir de hoy, las decisiones más importantes del país, las tomará una mujer en Palacio Nacional. Era de esperarse que las críticas giren entorno a la forma en la que supuestamente el “presidente saliente”, habrá de inmiscuirse en la conducción del Gobierno Federal en el sexenio naciente, dado que una muy buena parte del gabinete de Sheinbaum, es herencia del tabasqueño, e inclusive, hay quienes señalan que él mismo, Andrés Manuel, será el “poder detrás del trono” en el Comité Ejecutivo Nacional de MORENA, lo cual para muchos suena absurdo, pues afirman que tanto Sheinbaum como Luisa María Alcalde, son dos mujeres de carácter, que no permitirían, ni siquiera, que de manera alguna, se les ejerza “violencia política de género” con esas expresiones.
Además, es hasta ridículo imaginar que un adulto mayor de casi 71 años, va a querer seguirse desgastando por el “hambre de poder”, cuando ya cumplió con el sueño por el que tanto luchó, cerrando su sexenio con una popularidad nunca antes vista, ciertamente, con muchos pendientes que habrá de enfrentar y resolver Claudia, la mujer en Palacio Nacional, pero con una aceptación social que le permitió “inmunidad” frente a los ataques -con y sin razón- de la oposición durante su mandato. AMLO, no solo dio muestras de “maestría” en la comunicación con su “mañanera”, desde donde dictó las principales acciones de su gobierno, también realizó movimientos estratégicos donde las mujeres jugaron un papel preponderante. La presidenta Sheinbaum, aplicando el “mismo manual”, ha sabido manejar con “doctorado” este hecho trascendental, al manifestar: “¡no llego sola, llegamos todas!”
Y es que, una buena parte de quienes integran su Gabinete, son mujeres, entre ellas, Rosa Isela Rodríguez Velázquez, quien pasó de ser la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana en el Gobierno de AMLO, a Secretaria de Gobernación con Sheinbaum; Alicia Bárcena está a cargo de la SEMARNAT; Ernestina Godoy es la Consejera Jurídica. La naciente Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, está bajo la dirección de Rosaura Ruiz; Luz Elena González es la nueva Secretaria de Energía; Raquel Buenrostro es la titular de la Función Pública; Edna Vega Rangel es la mandamás en SEDATU; Ariadna Montiel Reyes repite en la Secretaría de Bienestar, y Citlalli Hernández, es la Secretaria de las Mujeres, lo que apenas ayer era solo un Instituto; esto por citar algunos de los nombres de quienes llegaron junto con Claudia Sheinbaum a Palacio Nacional; evidentemente, no llegó sola.
Pero no solo se trata de cargos en el servicio público. Hay millones de mujeres que desde el sector privado, en puestos directivos y gerenciales de grandes corporativos; en sus hogares y emprendimientos; en las aulas, en el campo, en las fábricas, y hasta en el más humilde empleo, ven en la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, el sueño hecho realidad con el que se “rompe el techo de cristal”, aquel que les impidió acceder a lo que, hasta ayer, era imposible. La expectativa es muy grande, las exigencias serán muchas, a eso se enfrentan quienes rompen paradigmas, porque, con Claudia, en efecto, llega una mujer a Palacio Nacional, pero hay muchas mujeres en México que construyen este país a diario, cada una, desde su trinchera.