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La latente fuga de cerebros en Durango

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Se define fuga de cerebros como un fenómeno en el que personas calificadas, profesionistas, con estudios de educación superior y hasta posgrados, abandonan su país o localidad de origen con la finalidad de buscar mejores oportunidades laborales, salarios más altos, mejores condiciones de vida y, en general, un entorno más favorecedor para su crecimiento profesional.

A pesar de que este fenómeno pareciera ser beneficioso para las personas, la realidad es que trae consigo consecuencias negativas para el país o la región de origen, esto, derivado de que fue el lugar de origen el que le brindó al profesionista la educación e invirtió en élrecursos humanos, financieros y materiales para que culmine sus estudios, y evidentemente, es una inversión que no devuelve ganancias al país, puesto que esta persona capacitada aplica sus conocimientos y habilidades en otra región. Esta pérdida de talento, habilidades y conocimientos que pudieron haber coadyuvado al desarrollo socioeconómico de un país, ahora se traslada a otro, el cual, siendo el receptor, puede beneficiarse de estos profesionistas calificados que se incorporan a la fuerza laboral, pero con la cualidad de tener un mayor nivel de conocimiento, habilidad y capacitación, contribuyendo así en el crecimiento e innovación de su nuevo país de residencia.

Para el caso de Durango, el fenómeno es latente puesto que, según estimaciones, entre un 20 y 30 por ciento de los profesionistas recién egresados de Durango buscan empleo fuera del Estado o del país. Esto se debe en gran parte a la falta de oportunidades laborales y de desarrollo profesional en la región. Esto, sin desdeñar la ubicación geográfica del Estado que incita a los profesionistas a buscar mejores oportunidades en un país desarrollado como lo es Estados Unidos. Esta situación es alarmante si se considera que Durango cuenta con un gran número de jóvenes talentosos que podrían contribuir al desarrollo económico y social del Estado.

Y es que no se trata de coartar la libertad de los profesionistas de buscar otros lugares donde laborar, sino de entender que la causa de que emigren radica en las escasas o nulas oportunidades laborales de calidad en su país de origen. Resulta, de cierta manera, hasta injusto, ver que puestos o empleos que requieren un alto nivel de conocimiento o credenciales de estudios superiores, estar ocupados por personas que no cuentan con ninguno de éstos. Considero que, por ejemplo, para el caso de la administración pública, los perfiles que ocupen cargos de niveles medios y altos, estén ocupados por profesionistas que comprueben sus estudios y conocimientos. Con esto se abre un campo laboral para los profesionistas y, por otro lado, se apuesta por mejorar las actividades de la administración pública, brindando a la ciudadanía un mejor servicio.

Claro que la fuga de cerebros no es un problema exclusivo de Durango, sino que afecta a muchas entidades del país. Sin embargo, no hay que minimizar un problema social de esta magnitud que, si se analiza a detalle, puede resolverse y mejorar las condiciones de vida de nuestros profesionistas y de sus familias.

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