Estamos a dos semanas de que concluyan las campañas políticas, y se espera que suban de tono por varios motivos, principalmente porque ya existen tendencias más certeras en cuanto a las preferencias de los electores, y ello podría fortalecer o modificar las estrategias de los candidatos, sus equipos y los partidos políticos, pues si bien la verdadera encuesta es el día de la jornada electoral, esta información previa sí marca parámetros importantes del comportamiento electoral, y aunque la logística principal el día de la jornada representa prácticamente la mitad del resultado en las casillas, con la movilización, también es importante que con las propuestas de cada aspirante se puedan generar más votos a favor de cierto partido o alianza.
Lo más importante en estas dos semanas será fortalecer el “voto duro”, tratar de convencer a los indecisos y olvidar cualquier tipo de estrategia que busque ganarse el voto de quienes no votarán por algún aspirante en lo específico. El problema al que se van a enfrentar todos quienes buscan obtener el triunfo el próximo 1 de junio, será el de la apatía electoral por parte de más de la mitad de los ciudadanos, pues un elemento que es primordial son la serie de movimientos que se dan con personajes que pasan de un partido a otro, quienes un día defienden una causa y al día siguiente ya están portando los colores de otro instituto político, denigrando cualquier señal de lealtad hacia un partido político, pues ha quedado claro, como en cada elección, que siempre prevalecerán los intereses personales.
Tanda.
He visto a políticos con experiencia y a jóvenes en esta campaña, que pareciera que no han comprendido el ejemplo del “baile”, hablando metafóricamente, pues habrá tandas donde sí se podrá salir a bailar y en otras donde tocará estar sentado; y ha quedado de manifiesto en casi todos los partidos que hay quienes buscan seguir bailando en todas las tandas y eso no es posible, por la simple y sencilla razón de que las generaciones van evolucionando y es necesario abrir oportunidades a otros perfiles, tal cual lo hicieron en su momento políticos con experiencia que hoy andan cambiando del color de su chaleco de un día para otro; pues ¿con qué calidad moral se podrá pedir el voto para alguien al que siempre criticaste?, y desafortunadamente la respuesta la tienen los ciudadanos, al desacreditar ese “chapulineo”
En todos.
Y quiero ser claro que esto no es privativo de Morena, donde han sido los casos “más sonados” en los últimos días, con incorporaciones provenientes del Revolucionario Institucional, algunos con experiencia y algunos otros solo por llevar un apellido; también sucede con personajes que han salido de Movimiento Ciudadano al morenismo, o de Morena el PRI en el caso de Lerdo y Gómez Palacio; en todos los partidos políticos ocurre. Está a punto de erradicarse la dignidad política en nuestro país, porque así lo permiten los institutos políticos, estamos atravesando una era donde se buscan los espacios a costa de todo y mientras ello sucede se “rasgan las vestiduras” defendiendo al partido que los recibe, pero muchos políticos no se han dado cuenta que a quien están eliminando es a la credibilidad del ciudadano hacia el ejercicio de la política.
Nada justifica.
No existe ningún elemento que pueda justificar el supuesto cambio de ideología de la noche a la mañana, nada, pues a pesar de que se señale la falta de oportunidades en uno u otro partido, ¿cómo no se reaccionó igual cuando ocupaban algún encargo?, esa falta de coherencia en algunos tiene “sumida” esa credibilidad a la que me refiero, porque esto no terminará siendo de partidos en un futuro inmediato, será una lucha por obtener el poder a costa de lo que sea, pues los partidos políticos siempre serán la vía para obtener un cargo público, y hoy como ayer quienes ejercen la mayoría será solo por algún tiempo, como le ocurrió al PRI, quien terminó por enterrar a sus nuevos cuadros por asegurar las posiciones de sus líderes eternos; por lo que no estamos lejos de que la historia se repita, ahora con Morena.