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Esteban, el PRI y otros contrastes

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En 2016, Esteban Villegas, entonces abanderado del PRI, cometió una serie de errores que le costaron la gubernatura. Ciertamente, la diferencia fue mínima, pero la noche del día de la jornada electoral, con las emociones encontradas, y cargado de culpas por repartir, o asumir, optó por lo segundo. Salió a reconocer que el resultado no le favorecía. José Aispuro Torres, había resultado vencedor y con él, el PAN y el PRD, llegaban fortalecidos, al mismo tiempo que aplastaban a un Revolucionario Institucional, que pagaba con creces sus excesos. A 6 años de distancia, el Ambiente Político muestra un escenario de contrastes. Por ejemplo, Marina Vitela, reapareció en redes sociales, solo para expresar que “hay derrotas que tienen más honor que una victoria”, esa fue su forma de reconocer, lo que ocurrió en los números hace una semana, pero en los hechos, en términos reales, hace varios meses.

El PRI mejoró de manera sustancial su capital político. El lento proceso de reconstrucción al que sigue estando sometido, lo ha colocado en Durango, como primera fuerza política, pero eso se debe gracias a que recibió una importante transfusión de sangre blanquiazul, mientras se desangraba con la migración de activos a las filas de MORENA y a otros partidos. También obedece al trabajo que en lo particular, ha realizado Esteban y su equipo, lo cual lo ha situado en la historia de nuestra entidad, como el candidato a gobernador más votado, superando los 370 mil sufragios, que vienen acompañados de una gran expectativa ciudadana. En contraste con las ruinas del 2016, el PRI pasa de un 23.4% obtenido en 2021, a un 35% en 2022, lo cual, simplemente hubiera sido imposible sin Esteban, Lety Herrera, Toño Ochoa, Homero Martínez y el resto de los abanderados; también impensable sin el trabajo de sus estrategas, y desde luego, sin su alianza con el PAN y el PRD.

Otro contraste importante, es el escenario nacional. El PRI no se encuentra en su mejor momento respecto a la sucesión presidencial del 2024. Ha venido acumulando derrotas, soltando gubernaturas y despertando enojos entre militantes, que están ansiosos de que la “transformación” llegue a sus vidas, de tal forma, que el cambio de estafeta en la dirigencia nacional, es inminente. En efecto, el triunfo de Esteban es un modelo que habrá de replicarse en el Estado de México y en Coahuila el próximo año, y no se diga en el 2024, con algunos contrastes en ciertas características y condiciones, que le garanticen al PAN, que no le saldrá “más caro el caldo que las albóndigas”. De ahí la importancia del acercamiento de Esteban con el Consejo Político Estatal del blanquiazul, y la apertura al diálogo entre el panismo, porque es momento de mostrar oficio político, y no canibalismo.

El PRD es por sí mismo, un contraste. Ha obtenido muy buenas posiciones de la mano del PAN, aunque eso le ha mermado la identidad ideológica, prefiriendo ser una izquierda “ambidiestra”. El retorno de cuatroteístas al lado opositor, como Pablo César Aguilar, que se incorporó a las filas del Sol Azteca, podría significar un movimiento estratégico que le regrese el brillo, porque así es la política, y tal vez, en unos años estaremos hablando de otros contrastes en el PRI, PAN, y sin duda en MORENA, porque en elecciones federales, para la 4T, es otra historia.

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