Por muchas razones la FENADU tiene un significado y una importancia para el pueblo de Durango. En primer lugar, se le considera nuestro “carnaval”, para divertirnos de una forma muy especial mientras dura. En segundo lugar, se aprovecha la ocasión para conmemorar la fundación de nuestra callada y tranquila ciudad colonial. La FENADU tiene también un significado social, cultural y económico. Ha habido ferias buenas, malas y regulares, como diría el clásico, es cuestión de enfoques. Y por qué no decirlo: no se salva de tener su contenido político, ya sea por el municipio o por el gobierno del estado, según sea el caso.
Para que deje de politizarse la feria, tanto el municipio como el gobierno del estado, deberían quedar fuera de su organización y para ello se requiere buscar la solución legal indicada. No es que se esté en contra de que la feria la realice el patronato junto con el gobierno del estado. En este contexto, al final, por una razón o por otra, es financiada con recursos públicos, es decir con nuestros impuestos. Nuestra feria debe verse como un punto de reunión y de diversión para los duranguenses, pero también debe verse como un negocio y que de ello se obtenga un beneficio social para instituciones como la Cruz Roja. En algunas ocasiones ha habido beneficios para este tipo de instituciones, pero en otras no se ha logrado cumplir cabalmente con ese propósito.
Como dice la canción “ha llegado el momento, prietita del alma, de hablar sin mentiras”. Diría el clásico, lo que el compositor de la canción quiso decir es que los empresarios de Durango se hagan cargo de la feria, de su organización, contratar a los artistas de la Velaria, hasta el último detalle y todo lo que tenga que ver con la FENADU, para que sea una fiesta, pero también un éxito económico y social. Si en su momento, ya con el próximo gobernador Esteban Villegas en funciones, se hiciera todo lo necesario desde el punto de vista jurídico para que de una vez por todas los empresarios “agarren el toro por los cuernos” y sean ellos los que el próximo año organicen la FENAD, se podría quitar al gobierno del Estado la responsabilidad financiera de realizarla con recursos públicos.
Para que esto suceda y la Feria Nacional de Durango pase a manos de los empresarios duranguenses, solo se necesita voluntad política. Si no existieran figuras legales y jurídicas para este fin, se puede hacer lo que proceda para este objetivo. Aquí en Durango existen empresarios que tienen capital para invertir. No solo aportarían el capital necesario, cuentan además con la experiencia y relaciones con los organizadores de muchas ferias en el país, como lo son la de San Marcos en Aguascalientes, la de León Guanajuato, Guadalajara y otras tantas famosas y exitosas. Sin temor a equivocarnos, el gobierno del estado tiene facultades legales para concesionarles a los empresarios las instalaciones de la feria, y que sean ellos los que se encarguen del mantenimiento.
Ya que mencionamos esto, no tenemos el dato exacto, pero sí una idea del gasto anual de varios millones de pesos para darle mantenimiento a las instalaciones, el costo administrativo de gastos indirectos y directos a quienes en este momento se encargan de la feria. Todo esto lo comentamos porque se paga con nuestros impuestos, y como diría Juan Gabriel: “pero que necesidad, para que tanto problema”. Desde hace muchos años los empresarios de Durango de alguna manera participan en la FENADU, pero esa no es la solución. ¿Usted quiere que la feria se siga pagando con nuestros impuestos o que los empresarios arriesguen su dinero y la organicen?
