Durante el pasado mes de febrero, la Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito (Conaliteg) cumplió 64 años de operación. Fue una política creada en 1959 por el entonces secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, durante la presidencia de Adolfo López Mateos, cuando la población tenía altos niveles de analfabetismo y pobreza. La Conaliteg nació con la visión de que el libro de texto gratuito, además de un derecho social, fuera un vehículo que facultara el diálogo y la equidad en la escuela, por eso es que comenzó el diseño y producción de los libros que han recibido decenas de generaciones en escuelas públicas. Jaime Torres Bodet nombró presidente de la CONALITEG a Martín Luis Guzmán. Desde el principio, su nombramiento causó polémica y se dividieron los opositores y simpatizantes a su designación, ya que el autor de Memorias de Pancho Villa y la Sombra del Caudillo, era considerado por algunos como comunista, izquierdista y rojillo, mientras que por otros como inteligente, activo y extraordinario prosista. Los opositores buscaron por todos los medios hacer que los libros parecieran una prueba de que el gobierno quería volcarse al comunismo, que si ya lo hacía en la educación qué más se podía esperar. 50 años antes, durante el gobierno de Bernardo Reyes en Nuevo León, se establecieron los textos oficiales y autorizados por el gobierno, los textos pasaban por un estricto dictamen que elaboraban los maestros con más experiencia y se cuidaba en todo momento que fueran y estuvieran al alcance de las inteligencias de los niños. En 1975 se introdujo una nueva reforma a los libros de texto, lo que ocasionó que algunos grupos de padres de familia de nuevo tomaran la ofensiva, esta vez por el contenido de la educación sexual. Repudiaron los textos por tendenciosos, comunistas y controvertidos, además de ofensivos contra México, sus gentes y sus Instituciones. La postura tomada por los padres de familia dejaba en evidencia su ignorancia y la incapacidad de abrirse al conocimiento humano. Para las maestras de esa época, el problema estribaba en que los libros enseñaban las funciones del cuerpo humano, incluyendo la reproducción. Desde que el libro de texto gratuito ha estado en las aulas, ha significado una herramienta indispensable para la comunidad estudiantil que hasta el ciclo escolar pasado sumaba 27.2 millones de alumnos, y 1.6 millones de maestros. Es por ello que la impresión y distribución ha sido un mecanismo perfectamente probado y repetido con exactitud cada año en la Conaliteg. Los expertos aseguran que en los últimos cinco años los estudiantes de preescolar, básica y media, están entendiendo mejor lo que leen y desarrollando más habilidades para la escritura, lo cual en gran parte se debe a los libros de texto gratuitos elaborados durante la actual administración federal que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador. Los que, si le saben, o sea expertos didácticos y pedagógicos, consideran que el contenido didáctico de los libros de texto gratuitos que ocho gobernadores se niegan a entregar, son vitales en el desarrollo de la lectura, enriqueciendo su cultura, concentración e imaginación. Seguramente en su necesidad y protagonismo, los gobernadores María Eugenia Campos de Chihuahua, María Teresa Jiménez de Aguascalientes, Diego Sinhue Rodríguez de Guanajuato, Mauricio Kuri de Querétaro, Mauricio Vila de Yucatán, Enrique Alfaro y Samuel García de Jalisco y Nuevo León y Miguel Riquelme de Coahuila, van a pedir que los libros los revisen Gabino Barreda, Justo Sierra o Bruno Martínez y así autorizar su distribución entre los estudiantes de sus estados, porque si se les pidiera un informe pormenorizado sobre los motivos para impedir el acceso a este material, realizando una ponderación entre el derecho a la educación y el interés superior de la niñez en contraposición a la no entrega de dicho material didáctico, seguramente no sabrían ni podrían argumentar su necia postura. Sirva este artículo para pensar y repensar el conjunto de ideas e imaginarios diversos que una política puede traer consigo, las distintas interpretaciones y los sentidos que una sociedad le otorga a la educación y sus dispositivos como lo son los libros de texto gratuito…pero que culpa tienen los niños.