Ya es oficial, la pérdida del registro del Partido de la Revolución Democrática tanto en lo nacional como en lo local, a final de cuentas ese partido que alguna vez fue el gran referente de la izquierda mexicana, quedó reducido a cenizas, luego de las elecciones del pasado 2 de junio, día en el que Jesús Zamabrano y compañía, tuvieron que pasar por el trago más amargo de sus carreras políticas, al grado de que por recomendación del INE, ya iniciaron a desocupar los inmuebles que rentaron con las prerrogativas recibidas.
Las alianzas de subsistencia que mantuvieron con Acción Nacional y el PRI, sin duda que prolongaron por varios años más la extinción del sol azteca, la cual era inevitable desde que Andrés Manuel López Obrador fundó al Movimiento de Regeneración Nacional y le arrebató esa narrativa de la izquierda, incluida la fuga de varios activos valiosos del perredismo que decidieron seguir los pasos del tabasqueño, quizá a sabiendas de lo que se venía para el PRD.
La caída del Partido de la Revolución Democrática fue tal que esta se puede medir en las dos últimas elecciones presidenciales, pues en el 2018, ese instituto político alcanzó el 2.8 por ciento de la votación, es decir, un millón 600 mil personas volvieron a sufragar por esa marca, sin embargo, en este año, lo hicieron 481 mil personas menos, es decir, 1 millón 120 mil votos, lo que apenas representó el 1.86 por ciento de la votación total emitida, lo que irremediablemente les trajo consigo la pérdida del registro nacional.
Difícilmente el PRD se volvera a redundar, pues lo más seguro, es que sus activos más valiosos tanto en lo nacional como en lo local, muden sus intereses a otras fuerzas electorales, buscando subsistir, lo cual, para muchos es mucho más fácil que fundar una vez más al sol azteca, el cual, como ya se expuso, quedó reducido a cenizas, más allá de cuadros muy valiosos que le quedan en Durango, como David Ramos Zepeda, Armando Yañez y varios más, habrá que ver si aquí perdura esa marca a pesar de la pérdida del registro.