Quien fue senador por Chiapas Belisario Domínguez, criticar a Victoriano Huerta le costó la vida y le cortaron la lengua para llevársela como trofeo a quien asesinó al presidente Madero y al vicepresidente José María Pino Suarez. Este es solo un ejemplo, una especie de elección histórica para todas aquellas y aquellos que se atreven a criticar a quienes ejercen el poder. Sin importar que hoy, la libre expresión es considerada como un derecho humano, es mal vista por la clase política en el poder. Uno de los presidentes más criticados de la historia ha sido Andrés Manuel López Obrador. Nunca antes un presidente de México, con sus defectos y virtudes, respetó la libertad de expresión y el periodista Jorge Ramos es un testigo. Muchos otros como Carlos Loret de Mola o el comediante Víctor Trujillo criticaban todos los días al presidente López Obrador. Sin embargo, al expresidente nunca le escuchamos decir en algunas de sus mañaneras: Beatriz, estoy preocupado por aquellos que me critican en las redes sociales, Nada les parece, he llegado a pensar que están enamorados de mi porque ya es una obsesión conmigo. ¿Qué verán en mi que los enamora y obsesiona?
Las mujeres y los hombres que ejercen el poder, se olvidan que las y los ciudadanos son quienes los llevamos al poder, se les olvida que les pagamos su sueldos millonarios y todos los privilegios que tienen. Cuando se suben a la nube del poder, se sienten bendecidos por los dioses y parafraseando a José Alfredo Jiménez: nosotros los simples mortales pa’ arriba volteamos muy poco y los que ejercen el poder, pa’ abajo no saben mirar. Cuando andan en campaña nos prometen; “ahora sí, Durango que es el corazón de la patria dejará de ser el Chiapas del norte, o ahora si vamos a hacer historia porque traeremos a Durango miles de empresas y miles de millones de dólares para poder crear empleos”.
Siguiendo con el tema del olvido, cuando llegan al poder, se olvidan que son funcionarios públicos sujetos a responsabilidades administrativas, civiles y penales. Es tanto el poder que ejercen gobernadoras, gobernadores, presidenta o presidente de nuestro país, que salvo honrosas excepciones, terminan diciendo lo que Carlos Salinas de Gortari: “ni los veo ni los oigo, o no se hagan bolas”. Tenemos en algunos Estados de la República, gobernadoras y gobernadores que ya van casi a la mitad del sexenio y ya la sociedad dice: estábamos mejor, cuando estábamos peor.
La crítica al poder, debe ser parte y práctica diaria de nuestra democracia, el derecho a disentir y opinar a favor o en contra. En una verdadera democracia como la que se dice estamos viviendo, se deben respetar los derechos humanos de libertad de expresión y la de opinión. Tal parece que en México, a los que ejercen el poder les gusta rodearse de una corte de aduladoras y aduladores, de asesoras y asesores que los engañan y los envuelven en una burbuja color de rosa. Quienes ejercen el poder, viven en la hoguera de las vanidades, a tal grado llegan que cuando le preguntan a sus cercanos, ¿qué horas son? Le contestan: las que usted diga señor presidente, señor gobernador, según sea el caso.