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¿Campañas negras o negras intenciones?

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En cada proceso electoral, en cada campaña, los ánimos se exaltan, la pasión invade a los equipos y en ocasiones estos sentimientos se desbordan representados en fricciones, ataques o conflictos. Existe sin embargo, una gran diferencia entre lo que es una campaña negra como se les conoce y el desprestigio sistemático, o simples malas intenciones. En mi opinión, los ciudadanos debemos exigir un mayor nivel y mejores propuestas de los aspirantes a gobernar; sin duda que las redes sociales cambiaron el paradigma de las campañas políticas, pero hay que estar atentos a lo que realmente sucede, e identificar que sí y que no, forma parte de la estrategia electoral y lo que simplemente son “sucios trucos” de los contrincantes para desvirtuar al oponente.
El proceso electoral de nuestro estado ya fue manchado por este tipo de prácticas, ambos bandos se pronuncian en contra de mañas desleales por sus rivales y desde luego, que también se deslindan de orquestarlas. Pero a nivel nacional, las quejas de MORENA, específicamente de las candidatas Marina Vitela y de Betzabé Martínez; ya tuvieron eco, y estuvo a cargo de la Senadora Citlalli Hernández, la cual suele ser muy controversial en sus declaraciones y defensora a ultranza de la cuarta transformación; en el pleno, hizo un llamado a la no violencia en los procesos electorales, y es que las morenistas, mostraron imágenes de publicidad incendiada e incluso hablaron de una golpiza en contra de un brigadista del equipo. Las réplicas no se hicieron esperar, y es que, recordemos que fue la misma Senadora Citlalli, quién amenazó a los diputados que no votaron a favor de la reforma energética, con exhibirlos como traidores a la patria en tendederos a lo largo y ancho de la nación, situación que, aunque no es igual que la quema de espectaculares, también es un tipo de violencia y provocación. Pero no solo en MORENA hay quejas, también en la alianza del PRI, PAN y PRD; hace 15 días aproximadamente, se suscitó una situación de retiro de publicidad del candidato Esteban Villegas, por parte de autoridades municipales de Gómez Palacio, e incluso en la denuncia que se interpuso ante el instituto electoral, se mencionaba el robo de estas estructuras publicitarias. En Movimiento Ciudadano por su parte, han sido mucho más frontales, buscando demeritar la experiencia de los contrincantes o sus orígenes políticos, situación, por cierto, un tanto jocosa, ya que ambos candidatos son de reciente adhesión a la marca naranja y provienen obviamente de otras siglas, pareciera como si al haber llegado al nuevo partido, creyeran que su pasado es eliminado.
Existen elementos infalibles para identificar una campaña negra de simples negras intenciones; de entrada, nunca son firmadas por sus creadores, comúnmente son elaboradas por equipos distintos a los responsables de la campaña oficial, siempre buscarán mover emociones, difundir información negativa y aspirarán a la viralizacion. El éxito de estas prácticas reside en el público elector, el morbo por el escándalo y el no filtrar lo benéfico de lo perjudicial, dejándonos llevar por el escarnio o la mofa. El límite de lo negro en una campaña de desprestigio no tiene fin y aunque puede llegar a ser tediosa para el electorado, sigue demostrando lamentablemente ser redituable en el corto plazo, sin embargo, cualquier equipo de campaña, no debería perder de vista, que las propuestas viables y los planes estratégicos son los que generan los votos y con ellos se dan los triunfos, no con el escándalo y la infamia.

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