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¿Y la guerrillera o guerrillero hasta cuándo?

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Como la canción: parece que fue ayer cuando Socorro Soto Alanís anunció la llegada de una “revolución cultural” a Durango, y ella se autonombró “la guerrillera de la cultura”. A seis años de distancia, ni la revolución ni la guerrillera han llegado, sino todo lo contrario. Para variar, sin lugar a dudas, el tema de la cultura se puede considerar en este sexenio como fallida, y la aún directora de la ICED Socorro Soto, es la responsable. Para ser honestos, muchas y muchos estaban seguros que Socorro Soto Alanís sería la mejor directora de cultura, inclusive que podría superar a Luis Ángel Martínez Diez como director del ICED.

Para explicar el fracaso de una política cultural por parte del gobierno Estado, los pretextos sobran. Uno de ellos sería la pandemia, que les cayó como anillo al dedo. La otra, el recorte presupuestal a la cultura por parte del gobierno federal, cuando se dio cuenta de la corrupción y de los privilegios de grupos “de intelectuales”. Esto trajo como consecuencia que a los gobiernos de los Estados e le asignara, por parte del gobierno federal, solo un millón de pesos. Pero a cambio de eso, la Secretaría de Cultura tomó en sus manos la actividad cultural para beneficiar de manera directa a los artistas y creadores. Con este nuevo estilo de hacer cultura, los festivales culturales que se hacían en algunos Estados, como Durango, quedaron fuera.

Entonces, la pregunta sería: ¿por qué, por ejemplo, en Zacatecas, Tamaulipas, Sonora, Sinaloa o Chihuahua se han reactivado los festivales culturales y en Durango no? Este año ya tuvimos otra vez nuestra Feria, ¿y el otrora famoso festival internacional Revueltas, donde quedó? La respuesta nos las dio la directora del ICED: “con un millón de pesos que nos da el gobierno federal, no podemos hacer nada”.  Entendemos perfectamente a la directora de cultura del Estado, con ese millón de pesos no se puede hacer siquiera una “kermés cultural” o traer a Ana Bárbara para que abra el festival, o a Julión Álvarez para su clausura, ya que él no cobra porque se siente totalmente duranguense.

Un festival modesto, como lo es el Revueltas, cuesta aproximadamente entre 30 y 35 millones de pesos. Si lo comparamos con otros, Zacatecas o Chihuahua tienen un costo aproximado de 100 millones de pesos cada uno. Pero nosotros, a cambio de no tener un festival Revueltas o de cine como en los tiempos de Ismael Hernández Deras o Jorge Herrera Caldera, hay actividad cultural virtual que nadie ve y a nadie le interesa. Eso sí, seguimos pagando con nuestros impuestos la nómina de la burocracia del ICED, donde no faltan y cobran las y los amigos encargados de la famosa revolución cultural, dirigidos magistralmente por la guerrillera Socorro Soto Alanís. Este año no volveremos a tener Festival Revueltas, que como todos los años se realiza en los fines de septiembre y principios de octubre. ¿Y ahora quién podrá hacer el festival Revueltas?, ¿El “Chapulín Colorado”? 

Es casi seguro que Esteban Villegas Villareal¨, el gobernador electo, como artista que es, ya esté pensando en cómo hacerle para que el Festival Revueltas regrese a los años dorados de hace algunos sexenios. Y también la comunidad cultural debe de asumir su papel, pasar de criticar todo a la autocrítica. Sabemos que hubo sexenio fallido en la cultura, no seamos, entonces, cómplices de que en el futuro llegue a suceder lo mismo.

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