Parecía una más, la sesión de Cabildo de este jueves en el Ayuntamiento de Durango, es decir, sin temas de mayor relevancia asentados en el orden del día, más allá de la aprobación de la Cuenta Pública del 2022, sin embargo, ya avanzada la mañana, el regidor Toño Morales llamó al ex gobernador José Aispuro Torres, el mayor ratero que ha tenido la historia de Durango, por lo que fue la regidora panista, Verónica Terrones (que por cierto fue la directora de comunicación social durante el Aispurato), la que salió en su defensa, asegurando que no todo en ese sexenio fue malo y que lo que señala la Auditoría Superior de la Federación sobre las irregularidades detectadas en el 2021 y que son del orden de los 8 mil millones de pesos, eran en el rubro de las observaciones y que esas se podían llevar todo un año antes de que se aclararan y se emitiera un veredicto al respecto.
Desde luego que la declaración de la referida encendió aún más los ánimos, pues Toño Morales no tuvo empacho en decirle a unos cuantos metros de donde él estaba, que las autoridades ya estaban armando las carpetas de investigación respectivas contra quién resulte responsable de semejante desfalco y que a él sí le dolían los 600 millones de pesos que le robaron al municipio de la capital, por concepto de participaciones, las cuales simple y sencillamente nunca llegaron, por lo que le pidió a su homóloga que si quería seguir en la carrera de la política, más le valía irse despojando de ese “jefe” pues tarde que temprano la justicia iba a alcanzar a quienes lastimaron a Durango de esa manera, refrendando así lo que ha venido diciendo tanto en medios de comunicación como también a través de las redes sociales.
Indudablemente que este agarrón no pasó desapercibido, pues se dio entre dos actores políticos tanto del PRI como del PAN, que se supone, trabajan juntos, valorando que así fueron presentados al electorado duranguense el año pasado en un listado de regidores, sin embargo, habrá quienes piensen que la postura de Toño Morales es legítima, pues el desfalco es evidente, mientras que el papel que juega la ex comunicadora, es de solidaridad a quien le dio todas las oportunidades políticas y laborales el sexenio anterior, por indefendible que ello pudiera parecer, sin embargo, el argumento de que no todo fue malo, se opaca por todo lo que se hizo mal, ahí está la meningitis, la falta del reparto de las participaciones, los sueldos y prestaciones estratosféricas y los moches, lo que en definitiva pesa mucho más que cualquier acción de gobierno que se haya hecho bien.
Lo anterior robustece la teoría de que algunos priistas y panistas no están del todo bien y que la manzana de la discordia sigue siendo el “Güero” de Tamazula, el cual, pareciera indefendible y sin embargo, aún hay quienes se empeñan en asegurar que no está tan “raspado”, un elemento que podría pesar en las elecciones del 2024, máxime si Marko Cortés se empeña en llevarlo en una boleta aunque sea por la vía plurinominal, lo que ya quedó más que claro que generaría cualquier cantidad de negativos que pudieran pesar en el resultado final, por más que se replique la coalición “Va Por Durango”, pues el riesgo es elevado y podría darse el fenómeno de brazos caídos, tanto de uno como del otro lado, lo que podría darle una oportunidad a la oposición, la que claro está, ya se frota las manos con todo este tipo de desencuentros.
