Este martes la dirigencia nacional de Morena, junto al Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México, anunciaron su intención de ir en alianza para el proceso electoral 2025, tanto en Durango como en Veracruz, únicas entidades donde habrá elecciones el próximo año. De ese anuncio se desprenden varis mensajes que vale la pena analizar, pues de entrada me parece que quien pone ahí sus condiciones, como ha sido en los últimos años, es el partido en el poder, desde luego por obvias razones, y dejándoles muy en claro a los otros institutos políticos que si quieren mantener su presencia nacional sería bajo sus reglas, así de sencillo.
Y es que la propia Luisa María Alcalde dejó en claro un par de condiciones, primero, que serán los consensos y encuestas las que deberán determinar quién deberá encabezar las candidaturas en las presidencia municipales que estarán en juego en ambos estados, reconociendo que quien esté mejor evaluado podría ser el o la candidata de esta alianza, algo que me parece poco creíble dado que en la distribución de las candidaturas tanto el Verde como el Partido del Trabajo saben que lo que menos pueden pedir son un gran número de espacios, por lo que solo habrán de pedir en aquellas regiones donde sientan que sí es su bastión.
La segunda condición externada por la exsecretaria de Gobernación, es en el sentido de que no se habrá de aceptar ninguna candidatura de aspirantes que tenga algún vínculo con grupos del crimen organizado o que tengan antecedentes penales. La primero será difícil de validar, pues ni siquiera explica el método en cómo habrán de detectar que existen esas relaciones con dichos grupos, es decir, pues hasta hoy no lo han hecho ¿por qué habría de ser distinto en las elecciones del próximo año? Además argumenta que tampoco se habrá de aceptar a perfiles que tengan antecedentes penales, algo que ya existe en la legislación electoral, osea, nada nuevo.
PT.
Creo que Morena y su dirigencia, además de buscar esos mecanismos que impida ser candidato y gobernante a quienes tengan esas ligas, lo que deberán trabajar en el caso de Durango, es cómo se habrá de hacer la distribución de las candidaturas, dejando de lado eso de las supuestas encuestas que siempre han sido un “chiste mal contado”, porque el Partido del Trabajo en nuestra entidad, o mejor dicho, el dueño de este instituto político, Gonzalo Yáñez, en la elección de junio determinó que irían solos en la elección local, pero unidos con los “morenos” y los “verdes” en lo federal, algo que no fue bien visto por los militantes y simpatizantes de la 4T. Bueno, incluso existe la posibilidad de que quien ponga las condiciones sea el PT en el caso de la capital de Durango, para llevar como abanderado al también Senador de la República.
Honestidad.
La presidenta morenista en el país ha sido muy enfática en pedir que los representantes populares emanados de sus filas partidistas deben vivir con honestidad y en la justa medianía, sin lujos, sin utilizar el dinero del pueblo; el cuestionamiento es si esto podría ser también un motivo o condicionante para aprobar o descartar alguna aspiración en Durango, pues de ser así, creo que algunos aspirantes quedarían fuera, sobre todo quienes han visto en Morena la oportunidad de seguir obteniendo posiciones políticas. Y ahora, la misma comisión de elecciones de este partido, además de analizar que no tengan vínculos con el crimen organizado, ¿también valorarán quién sí y quién no es honesto?, y ¿cómo lo determinarían?, si han aceptado a personajes que no tienen una buena reputación para ser legisladores federales.
La tarea es mucha para las dirigencias de Morena en el país y en los estados donde habrá elecciones, pues de sus decisiones sí dependerá el triunfo o derrota de esta alianza. Así de simple.