Quienes hemos mostrado un notorio interés por la población, sabemos que es imprescindible tener indicadores que nos orienten para conocer el funcionamiento y desarrollo de ésta. Asimismo, sabemos que existen organizaciones que, gracias a su injerencia y, sobre todo, al conocimiento generado a través del tiempo, han podido establecer criterios que permiten entender de mejor manera las dinámicas de la sociedad.
Una herramienta que permite medir el desarrollo de la población es el Índice de Desarrollo Humano -IDH-, el cual es un indicador compuesto creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD)-; que, vale la pena subrayar, el PNUD está presente en unos 170 países y territorios, en los que trabaja para erradicar la pobreza, reducir las desigualdades y fomentar la resiliencia, de manera que los países mantengan el progreso alcanzado con el objetivo de evaluar el nivel de desarrollo de los países, más allá del crecimiento económico, según información de la Organización de las Naciones Unidas -ONU-. El IDH fue introducido en 1990 y se utiliza para comparar el bienestar general de la población de diferentes países.
Como se mencionó, el IDH es un indicador compuesto, ya que se genera gracias a tres subindicadores o componentes que son:
2. Educación: Se mida gracias a dos indicadores:
a) Años promedio de escolaridad de los adultos (personas de 25 años o más).
b) Años esperados de escolarización para los niños en edad de ingresar al sistema educativo.
3. Nivel de vida: medido por el Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita ajustado porparidad de poder adquisitivo (PPA), lo que refleja el acceso a recursos económicos necesarios para una vida digna.
El IDH tiene un valor que va de 0 a 1, donde: 0 representa el menor nivel de desarrollo humano posible; y 1 representa el más alto nivel de desarrollo humano.
Con base en el valor obtenido, los países se agrupan en cuatro categorías:
Muy alto desarrollo humano (IDH > 0.800)
Alto desarrollo humano (IDH entre 0.700 y 0.799)
Desarrollo humano medio (IDH entre 0.550 y 0.699)
Bajo desarrollo humano (IDH < 0.550)
La importancia de este indicador radica en que proporciona una visión completa del desarrollo de un país derivado de que contempla factores sociales y económicos. Los factores sociales serían la salud, la educación, mientras que los factores económicos serían el PIB y el ingreso. En el entendido de que, lo que no se mide, no se puede mejorar, este indicador coadyuva a identificar las problemáticas que aquejan un país, sobre todo las de carácter socioeconómico, puesto que tiene un énfasis particular en la desigualdad.
Gracias a ello, se permiten identificar también, los obstáculos que presenta un país para lograr un desarrollo adecuado. En este sentido, el IDH orienta a gobiernos y organizaciones a diseñar políticas más eficaces y con perspectiva social, asimismo, a destinar recursos a los sectores que más los necesitan, ya sea educación, salud, medio ambiente, infraestructura, entre otros.
Aunque no reemplaza a otros datos como el PIB, el IDH los complementa y ayuda a evitar una visión reducida basada solo en el dinero, al considerar factores que inciden directamente en la calidad de vida. No podemos menoscabar que este indicador muestra si las personas realmente tienen una vida digna, con las condiciones suficientes y necesarias para su bienestar. Asimismo, gracias a este indicador, gobiernos de diferentes países pueden compararse entre sí y, en determinado momento, pueden llegar a adoptar y adaptar medidas que observen en otras naciones en las propias.
Columna: Viento Favorable
Jacquelinne Varona es Licenciada en Sociología por la UNAM y Maestra en Gestión Pública por la UJED, contacto en X @JackyVarona