Ayer por la tarde se inauguró otra de las obras que bien podrían catalogarse como un emblema más de la presente administración municipal, el estadio de municipal de béisbol Antonio “Memín” Garibay, que está ubicado en el parque lineal ferrocarril, una obra que constó de dos etapas y que fueron realizadas en un corto tiempo, la primera que consistió en el propio campo para la práctica de este deporte, las gradas con velaria, la iluminación para que también se puedan programar encuentros por la noche, así como distintas áreas propias para un campo con características adecuadas; y en una segunda etapa que consistió en la barda perimetral, la velaria de acceso y los sanitarios, tanto para jugadores como para los asistentes.
Inversión.
Desde luego que hablar de la inversión en cuanto al recurso que se destinó, siempre será importante, máxime cuando los poco más de 19 millones de pesos que costó la construcción de este estadio, fue mediante el recurso municipal, es decir, los impuestos que pagamos los duranguenses se ven bien utilizados en obras de esta naturaleza. Pero creo que además de este rubro, la mayor ganancia proviene de lo que representa para nuestra ciudad, y sobre todo para la zona, contar con un campo de béisbol con estas características, pues se promueve el deporte, la sana convivencia y sobre todo, la plusvalía de las viviendas que se encuentran alrededor, se incrementa de manera considerable; es una obra complementaria donde muchas familias salen ganando.
Asesoría.
Otro dato que me parece destacado, es en cuanto a la asesoría que tuvo la administración municipal para el desarrollo de una obra con estas características, me refiero a que del equipo Caliente de Durango brindaron su experiencia para que el objetivo estuviera completo una vez que se pusiera en marcha este estadio, pues no se trata de invertir por invertir el recurso que es de los ciudadanos, sino de hacerlo en algo que verdaderamente sea funcional, pues se dan casos donde algunas buenas intenciones podrían quedar solo en eso, pues luego son “elefantes blancos”. Este nuevo espacio deportivo cuando con todo lo necesario para cumplir con esas necesidades de contar con más lugares para la práctica del deporte.
Ciudadanos.
Ahora nos toca a los ciudadanos cuidar de estos espacios, tratando de evitar que sean vandalizados, y eso no es del todo responsabilidad de los gobiernos, esa tarea les toca a las familias que viven alrededor y a los propios deportistas para que no se haga mal uso del estadio, pues se trata de que se genere la convivencia familiar y con un mal aspecto o mal uso, no se cumplirá esa meta. Lamentablemente hay muchos “chavos” que ven una oportunidad para dejar su “huella” en lugares que se construyen, porque ya lo hemos visto en otras obras de infraestructura, muchas veces bajo la complicidad de los padres, por lo que nunca estarán de más los llamados para que cuidemos “nuestra casa”, pues este tipo de acciones son parte ya de nuestro entorno, del lugar en el que vivimos y que queremos mostrar a quienes vengan a Durango, así de sencillo.
Político.
Me parece que si bien esta obra pudo haberse concluido previo a las elecciones del pasado 1 de junio, no se hizo de esta manera, y creo que el mensaje es muy claro, ya pasó el momento electoral y ahora nos toca a todos como duranguenses “jalar” hacia el mismo lado, destacando lo que se hace bien como la construcción de este estadio, pues si bien dicha obra se programó estando al frente el alcalde electo, Toño Ochoa, hoy le tocó ponerla en marcha a Bonifacio Herrera, y ambos bajo un mismo criterio de cómo se deben hacer las cosas, más allá de que sea alguien en los específico; el mensaje es trabajar junto al gobernador, Esteban Villegas, en la construcción de estas obras. Siempre se va a reconocer el trabajo en equipo, pero sobre todo, de quienes sí están trabajando por nuestro municipio y por nuestra entidad.